El misterio de la galleta que desapareció
Cuento Corto

el cuento El Gato con Botas
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En una pequeña casa llena de risas y juegos, un grupo de amigos se enfrentó a un caso inesperado: la desaparición de una deliciosa galleta recién horneada. Esta es la historia de El Misterio de la Galleta que Desapareció, un relato lleno de humor, intriga y trabajo en equipo.

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El misterio de la galleta que desapareció

Era una tarde soleada, y en la cocina de la abuela Lola, los hermanos Marta y Pablo, junto a su primo Leo, disfrutaban de la preparación de un gran lote de galletas. La abuela Lola era famosa por sus galletas de chispas de chocolate, y el aroma de la hornada recién salida llenaba toda la casa.

—Estas galletas son para la fiesta de esta noche —dijo la abuela—. ¡No toquen ni una hasta que llegue la hora!

Los niños asintieron, aunque las galletas doradas y brillantes les hacían agua la boca. La abuela colocó las galletas en una bandeja y las dejó enfriar en la mesa. Luego, salió al jardín a recoger flores para la decoración.

—¡Vamos a jugar mientras tanto! —propuso Marta, y todos corrieron al patio.

Sin embargo, cuando regresaron, una de las galletas había desaparecido. Pablo fue el primero en notarlo.
—¡Falta una galleta! —exclamó, señalando la bandeja.

Leo, con su amor por los misterios, se ajustó la gorra que llevaba y dijo:
—Esto parece un caso para el detective Leo. ¡Vamos a resolverlo!

Primero, examinaron la mesa. Marta notó algunas migajas junto al borde, que parecían llevar hacia la sala de estar. Al seguirlas, encontraron un envoltorio de caramelo vacío.
—Esto no es una prueba definitiva, pero es sospechoso —dijo Marta.

De repente, escucharon un ruido bajo el sofá. Se agacharon y vieron al perro de la abuela, Chispas, con una galleta entre sus patas y un rastro de chispas de chocolate en su hocico.

—¡Chispas, tú fuiste el ladrón! —dijo Pablo, entre risas.

Para no enfadar a la abuela, decidieron preparar una nueva tanda de galletas juntos, esta vez vigilando mejor la bandeja. Al final, todos rieron del «gran misterio» y compartieron las galletas sobrantes, incluida una para Chispas.

El Misterio de la Galleta que Desapareció nos enseña que, incluso en los problemas más pequeños, el trabajo en equipo puede hacer que todo termine con una sonrisa.

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