Juan sin Miedo – Cuento Corto
Hermanos Grimm

Juan sin Miedo - Cuento Infantil Corto
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Juan era un joven peculiar que nunca había sentido miedo, ni siquiera en las situaciones más aterradoras. Esta es la historia de Juan Sin Miedo, un cuento de los Hermanos Grimm sobre valentía, astucia y curiosidad.

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Juan sin Miedo

Había una vez un joven llamado Juan que, desde pequeño, nunca había conocido el miedo. Mientras otros niños se asustaban con historias de fantasmas o ruidos extraños, Juan simplemente reía y decía:
—No sé lo que es temer. Me gustaría aprender qué se siente.

Un día, decidió salir al mundo en busca de algo que lo asustara. Llegó a un pueblo donde todos hablaban de un castillo encantado, famoso por estar lleno de espíritus y criaturas terroríficas. Nadie se atrevía a pasar una noche allí, pero el rey ofrecía una gran recompensa a quien pudiera liberar el castillo de su maldición.

—¡Ese lugar es perfecto! —exclamó Juan con entusiasmo—. Tal vez allí aprenda a tener miedo.

Al llegar al castillo, Juan se preparó para pasar la noche. El lugar estaba oscuro y frío, con ecos que resonaban por los pasillos. De repente, aparecieron sombras espectrales que danzaban a su alrededor, tratando de asustarlo. Pero Juan, lejos de asustarse, se puso a bailar con ellas, diciendo:
—¡Qué divertido! ¿Esto es todo lo que tienen?

Más tarde, un grupo de esqueletos emergió del suelo y comenzó a arrojarle cráneos. Juan, riendo, los recogió y los devolvió como si fuera un juego. Durante toda la noche, criaturas aterradoras intentaron intimidarlo, pero Juan siempre encontraba la manera de enfrentarlas con ingenio o simplemente ignorarlas.

Cuando amaneció, el castillo quedó libre de la maldición. El rey, impresionado, le entregó la recompensa y ofreció la mano de su hija en matrimonio. Aunque Juan aceptó, todavía no había aprendido lo que era el miedo.

Sin embargo, un día, mientras descansaba en su nuevo hogar, su esposa tuvo una idea. Vertió agua fría y peces vivos en su cama mientras dormía. Al despertarse, Juan saltó y gritó:
—¡Qué es esto! ¡Ahora sí tengo miedo!

Así, Juan finalmente aprendió lo que era sentir temor, aunque no de la manera que esperaba.

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