El Ratón y el León: Una historia sobre la bondad y la reciprocidad
En un bosque exuberante, habitaba un ratón pequeño y travieso llamado Chu. Un día, mientras exploraba entre la maleza, se encontró con un león majestuoso llamado Raiden, que rugía con fuerza atrapado en una red de cazadores.
Chu, a pesar de sentir temor por el león, no pudo evitar sentir compasión por su situación. Se acercó sigilosamente a la red y con sus dientes afilados comenzó a roer las cuerdas que lo atrapaban.
Raiden, sorprendido por la ayuda del pequeño ratón, le preguntó:
Raiden: «¿Por qué me ayudas? Un pequeño roedor como tú no tiene nada que ganar con esto.»
Chu, con una sonrisa tímida, respondió:
Chu: «La bondad no conoce de tamaños ni de especies. Todos merecemos ayuda cuando la necesitamos.»
Finalmente, Chu logró liberar a Raiden de la red. El león, conmovido por la generosidad del ratón, le dijo:
Raiden: «Has demostrado ser un ser valiente y bondadoso. Te prometo que nunca olvidaré tu ayuda.»
Chu, sin esperar nada a cambio, se despidió del león y regresó a su madriguera.
Días después, mientras Chu cazaba por el bosque, fue atrapado por un gato feroz. El pequeño ratón, aterrorizado, gritó con todas sus fuerzas pidiendo ayuda.
De repente, Raiden apareció rugiendo con fuerza y ahuyentando al gato. El león, con una mirada feroz, le dijo al gato:
Raiden: «Este pequeño ratón es mi amigo. Si vuelves a molestarlo, te arrepentirás.»
El gato, atemorizado por el león, se escapó rápidamente. Chu, agradecido por la ayuda de Raiden, le dijo:
Chu: «Gracias por salvarme. Nunca olvidaré tu promesa.»
Raiden y Chu se convirtieron en grandes amigos. El león protegía al ratón de cualquier peligro, y el ratón, a su vez, ayudaba al león a encontrar comida y a explorar el bosque.
Moraleja: La bondad y la generosidad son semillas que siempre dan fruto. A veces, un pequeño acto de amabilidad puede cambiar el curso de nuestras vidas. Nunca subestimes el poder de ayudar a los demás, incluso si son diferentes a ti.