La Leyenda de la Mulata de Córdoba

El nahual y el niño - Cuento Infantil Mexicano

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La leyenda de la Mulata de Córdoba narra la misteriosa historia de una mujer con poderes sobrenaturales, que escapó de su prisión de manera inexplicable, dejando tras de sí solo un dibujo en la pared.

La Leyenda de la Mulata de Córdoba

En la ciudad de Córdoba, en el estado de Veracruz, vivió hace mucho tiempo una mujer conocida como la Mulata de Córdoba. Era famosa en toda la región por su belleza y misterio. Tenía la piel morena y el cabello negro como la noche, y nadie sabía de dónde venía ni quiénes eran sus padres.

Pero lo que realmente hacía que todos hablaran de ella no era solo su belleza, sino sus habilidades. Se decía que la Mulata podía curar a los enfermos con solo mirarlos, que podía preparar pociones mágicas para alejar el mal y que incluso era capaz de predecir el futuro. Estas habilidades asombraban a la gente, pero también despertaban miedo.

Un día, un hombre importante de la ciudad, que estaba enamorado de ella sin ser correspondido, decidió vengarse. Acusó a la Mulata de ser bruja y de haberlo hechizado para rechazarlo. Los rumores pronto se extendieron por todo Córdoba y llegaron hasta los oídos de las autoridades. La Inquisición la arrestó y la llevó a juicio.

En el tribunal, la gente murmuraba y susurraba mientras la Mulata se mantenía en silencio, con la mirada fija y tranquila. La acusaron de pactar con el diablo, de hacer magia negra y de causar daño a la comunidad. Pero no había pruebas, y la Mulata solo sonreía, negando cada acusación.

Aun así, fue declarada culpable y condenada a muerte. La encerraron en una celda del fuerte de San Juan de Ulúa, donde esperaría el día de su ejecución. Pero la Mulata no parecía preocupada. Una noche, mientras el carcelero la vigilaba, ella le pidió un pedazo de carbón.

— Si he de morir, al menos déjame dibujar algo para pasar el tiempo —dijo con voz calmada.

El carcelero, intrigado, le pasó el carbón y la observó dibujar. La Mulata comenzó a trazar líneas en la pared de piedra de su celda, y poco a poco, fue apareciendo la figura de un hermoso barco con todas sus velas desplegadas, listo para zarpar. Cuando terminó, miró al carcelero con una sonrisa y le preguntó:

— ¿Qué le falta a mi barco?

El hombre, maravillado por el realismo del dibujo, contestó sin pensar:

— Solo falta que pueda navegar.

Entonces, ante los ojos asombrados del carcelero, la Mulata se subió al barco dibujado, que empezó a moverse. Las olas pintadas parecían cobrar vida y el barco navegó lentamente hacia la pared de la celda hasta que, de un momento a otro, la Mulata y el barco desaparecieron.

Cuando llegaron los guardias, solo encontraron la celda vacía y el dibujo del barco en la pared. La Mulata de Córdoba nunca fue vista de nuevo, y hasta el día de hoy, su historia sigue siendo un misterio. Algunos dicen que ella era un ser mágico que decidió regresar a su mundo, y otros creen que fue solo una leyenda. Pero la verdad es que la Mulata de Córdoba dejó una marca imborrable en la historia de Veracruz.