El perro y su reflejo
Fábula de Félix María Samaniego
En esta fábula de Félix María Samaniego, un perro nos enseña una valiosa lección sobre la codicia y las consecuencias de querer más de lo que ya tenemos. El Perro y su Reflejo nos invita a reflexionar sobre la importancia de valorar lo que poseemos.
El perro y su reflejo
Un día, un perro encontró un gran pedazo de carne mientras paseaba por el mercado. Contento con su hallazgo, decidió llevarlo a un lugar tranquilo para disfrutarlo. Mientras caminaba, llegó a un río y, al cruzar un puente, miró hacia el agua.
Para su sorpresa, vio lo que parecía ser otro perro con un pedazo de carne aún más grande en la boca. Sin saber que se trataba de su propio reflejo, el perro sintió envidia y pensó:
—¡Ese trozo de carne es mucho mejor que el mío! Lo quiero para mí.
El perro, sin pensarlo dos veces, abrió la boca para ladrar y arrebatar el «trozo de carne» al otro perro. Pero, al hacerlo, su propio pedazo cayó al agua y se hundió rápidamente en la corriente.
El perro, ahora sin carne, quedó mirando el río con tristeza. Se dio cuenta de su error y pensó:
—Por querer más de lo que ya tenía, ahora me he quedado sin nada.
Con el estómago vacío y una lección aprendida, el perro continuó su camino, recordando que la codicia puede llevarnos a perder lo que ya hemos conseguido.
Moraleja:
La codicia nos puede hacer perder lo que ya poseemos. Esta fábula nos enseña a valorar lo que tenemos y a no dejarnos llevar por el deseo de obtener siempre más.
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