El lobo y el cordero
Fábula de Jean de La Fontaine
En esta fábula de Jean de La Fontaine, se muestra cómo los poderosos a menudo buscan justificaciones para abusar de los más débiles. El Lobo y el Cordero nos enseña sobre la injusticia de quienes imponen su fuerza sin razón.
El lobo y el cordero
Un día, un lobo sediento llegó a un arroyo en busca de agua. Más abajo, un cordero también bebía tranquilamente. Al verlo, el lobo decidió aprovechar la oportunidad para satisfacer no solo su sed, sino también su hambre.
—¿Cómo te atreves a ensuciar el agua que estoy bebiendo? —gruñó el lobo, mirando al cordero con ojos amenazantes.
El cordero, asustado pero respetuoso, respondió:
—Señor lobo, eso es imposible. Yo estoy más abajo en el arroyo, y el agua fluye hacia mí, no hacia usted.
El lobo, irritado por la lógica del cordero, buscó otra excusa.
—Pues si no es ahora, seguro que el año pasado hablaste mal de mí.
—Señor, no puede ser. El año pasado ni siquiera había nacido —replicó el cordero, tratando de apaciguarlo.
El lobo, furioso al no encontrar razones válidas, exclamó:
—Si no fuiste tú, fue alguien de tu familia. ¡Y de todas formas, no necesito excusas para comerme a un cordero!
Sin más preámbulos, el lobo saltó sobre el cordero y lo devoró, demostrando que su verdadera motivación no era la justicia, sino su instinto depredador.
Moraleja:
Los poderosos siempre encontrarán excusas para someter a los débiles. Esta fábula nos enseña sobre la crueldad de quienes abusan de su fuerza y buscan justificar lo injustificable.
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