El viento y el sol
Fábula de Esopo
En esta fábula de Esopo, el viento y el sol nos muestran que la fuerza y la imposición no siempre son tan efectivas como la amabilidad y la persuasión. El Viento y el Sol nos enseña el poder de la gentileza.
El viento y el sol
Un día, mientras viajaban juntos por el cielo, el viento y el sol comenzaron a discutir sobre quién era más poderoso. Cada uno estaba convencido de que era el más fuerte y quería demostrarlo.
—Te aseguro que mi fuerza es superior a la tuya —dijo el viento, alardeando—. Puedo derribar árboles y levantar olas gigantes en el mar.
El sol, tranquilo, respondió:
—No siempre gana la fuerza bruta. A veces, el poder de la amabilidad puede lograr más.
Para resolver su disputa, vieron a un viajero caminando por un camino con un abrigo. Decidieron que quien lograra quitarle el abrigo al hombre sería el ganador.
El viento empezó primero. Sopló con todas sus fuerzas, haciendo que el viajero se tambaleara. Pero cuanto más fuerte soplaba el viento, más se aferraba el hombre a su abrigo, cerrándolo para protegerse del frío.
Cuando el viento se rindió, fue el turno del sol. Con calma, comenzó a brillar suavemente, calentando el aire. El viajero, sintiendo el calor, se desabrochó el abrigo. A medida que el sol brillaba más, el hombre, sudando, se lo quitó y continuó su camino.
—¿Ves? —dijo el sol al viento—. La suavidad y la amabilidad pueden lograr lo que la fuerza no puede.
Moraleja:
La gentileza y la persuasión son más efectivas que la fuerza y la imposición. Esta fábula nos recuerda que en muchas situaciones, la paciencia y el tacto pueden lograr resultados que la agresividad nunca alcanzará.
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