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La guerra de los botones – Cuento Corto
Louis Pergaud

La guerra de los botones
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Basada en la novela de Louis Pergaud, La Guerra de los Botones cuenta la historia de dos grupos de niños de aldeas rivales que inician una peculiar batalla. En su enfrentamiento, descubren la importancia de la amistad, la paz y el verdadero significado de la unión.

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La guerra de los botones

En dos aldeas separadas por un río, los niños siempre habían sido rivales. Los de Velrans y los de Longeverne se enfrentaban constantemente en juegos y desafíos para demostrar quiénes eran los mejores. Un día, Lebrac, líder de los niños de Longeverne, tuvo una idea para ganar la batalla de una vez por todas:
—Cada vez que atrapemos a uno de Velrans, le cortaremos los botones de la ropa. Así, tendrán que regresar a casa avergonzados.

La idea emocionó a sus amigos, y pronto, el juego se convirtió en una verdadera guerra. Las emboscadas, las trampas y los ataques sorpresa llenaron los días de ambos bandos. Los botones, las hebillas y los cordones se convirtieron en trofeos preciados.

Sin embargo, no todo eran risas. Muchos niños regresaban a casa con la ropa destrozada, y sus padres comenzaron a enfadarse. Algunos recibieron regaños, mientras que otros sufrieron castigos por lo que consideraban «juegos irresponsables».

Una tarde, después de una intensa batalla, Lebrac y Tigre, el líder de los niños de Velrans, se encontraron cara a cara en el bosque. En lugar de atacarse, comenzaron a hablar.
—¿Por qué seguimos peleando? —preguntó Tigre, con cansancio.
—Porque siempre lo hemos hecho —respondió Lebrac, aunque no parecía convencido.

Ambos se dieron cuenta de que la guerra no les estaba trayendo nada bueno. Mientras hablaban, escucharon risas y vieron a los niños más pequeños de ambas aldeas jugando juntos cerca del río. Era un recordatorio de que, en el fondo, todos podían llevarse bien.

Esa noche, Lebrac reunió a su grupo y propuso una tregua. Tigre hizo lo mismo con los suyos. Al día siguiente, en lugar de pelear, los niños de ambas aldeas organizaron un gran juego juntos, olvidándose de las viejas rencillas.

Desde entonces, las «guerras» se transformaron en competiciones amistosas, y los botones dejaron de ser trofeos de batalla para convertirse en un símbolo de unión.

Reflexión:

La Guerra de los Botones nos enseña que los conflictos pueden ser reemplazados por la cooperación y la paz, y que las diferencias no tienen por qué separarnos cuando encontramos un propósito común.

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