La Cenicienta Cuento Original Corto
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Cenicienta, una joven bondadosa, es maltratada por su familia hasta que su hada madrina la ayuda a asistir al baile del príncipe. Allí pierde una zapatilla, y el príncipe la encuentra y le da la felicidad que merece.
La Cenicienta Cuento Corto
Había una vez, en un lejano reino, una joven llamada Cenicienta. Desde que su padre había fallecido, su madrastra y sus dos hermanastras la obligaban a hacer todo el trabajo de la casa. Día y noche, Cenicienta barría, limpiaba y cocinaba, mientras las demás vivían cómodamente sin hacer nada.
A pesar de las duras tareas y el trato injusto, Cenicienta seguía siendo amable y nunca perdía la esperanza. Su espíritu era noble, y aunque vestía con harapos, su belleza y su bondad brillaban como las estrellas en la noche.
Un día, llegó al pueblo una noticia emocionante: el rey celebraría un gran baile en el palacio para que su hijo, el príncipe, pudiera elegir una esposa. Todas las jóvenes del reino estaban invitadas. Las hermanastras de Cenicienta se emocionaron al saberlo y comenzaron a prepararse con vestidos elegantes y joyas. Cenicienta, con el corazón lleno de ilusión, le pidió a su madrastra que la dejara asistir al baile.
—¿Tú, al baile? —se rió su madrastra—. Mira cómo estás vestida. No tienes ropa adecuada, y además, ¿quién se ocuparía de la casa mientras estamos fuera?
Las hermanastras se burlaron y se rieron de ella. Pero a pesar de sus palabras crueles, Cenicienta no perdía la esperanza. La noche del baile, cuando su madrastra y las hermanastras se fueron al palacio, Cenicienta se quedó sola en la cocina y comenzó a llorar.
De repente, una luz brillante iluminó la habitación y apareció su hada madrina.
—No llores, querida Cenicienta. Te ayudaré a ir al baile —dijo el hada con una sonrisa cálida.
Con un toque de su varita mágica, el hada transformó una calabaza en un hermoso carruaje dorado. Luego, convirtió a unos ratones en majestuosos caballos y a un perro en un elegante cochero. Finalmente, tocó la ropa de Cenicienta, y sus harapos se convirtieron en un vestido de gala de un azul brillante, y en sus pies aparecieron unas delicadas zapatillas de cristal.
—Recuerda, mi niña, este hechizo durará hasta la medianoche. Debes salir del palacio antes de que el reloj marque las doce, o todo volverá a ser como antes —le advirtió el hada madrina.
Cenicienta agradeció con el corazón lleno de gratitud y partió rumbo al palacio. Al llegar, su belleza y elegancia cautivaron a todos los presentes, incluyendo al príncipe, quien no pudo apartar sus ojos de ella. Bailaron juntos toda la noche, y Cenicienta sintió como si estuviera en un sueño.
Pero cuando el reloj comenzó a marcar la medianoche, Cenicienta recordó las palabras de su hada madrina. Sin decir una palabra, salió corriendo del palacio, y en su prisa, una de sus zapatillas de cristal quedó en las escaleras. El príncipe intentó alcanzarla, pero ella desapareció en la noche, dejando tras de sí solo la pequeña zapatilla de cristal.
Al día siguiente, el príncipe declaró que encontraría a la joven con quien había bailado. Ordenó que todas las doncellas del reino se probaran la zapatilla de cristal, y la mujer a quien le quedara sería su esposa. Los mensajeros recorrieron casa por casa, y cuando llegaron a la de Cenicienta, sus hermanastras intentaron calzarse la zapatilla, pero sus pies eran demasiado grandes.
Finalmente, Cenicienta pidió probarse la zapatilla. Su madrastra y hermanastras se rieron, pero el mensajero le permitió hacerlo. Para sorpresa de todos, la zapatilla encajó perfectamente en su pie. En ese momento, Cenicienta sacó la otra zapatilla que había guardado, demostrando que era la joven del baile.
El príncipe, al enterarse, acudió rápidamente a buscarla, y al verla, supo que había encontrado a su verdadero amor. Cenicienta, quien siempre había sido amable y bondadosa a pesar de las dificultades, fue llevada al palacio y se casó con el príncipe en una celebración magnífica.
Desde ese día, Cenicienta vivió feliz en el palacio, recordando siempre que la bondad y el buen corazón son más poderosos que la belleza exterior o las riquezas.
Moraleja: La bondad y la humildad pueden superar cualquier obstáculo. A pesar de las injusticias, Cenicienta mantuvo su buen corazón, y eso la llevó a una vida llena de felicidad y amor.
⭐ Votos
Preguntas Frecuentes
La historia de Cenicienta nos enseña que la bondad, la humildad y la esperanza pueden superar las adversidades. A pesar de las dificultades y el maltrato, su buen corazón la lleva a una vida mejor y a encontrar la felicidad.
A Cenicienta le daban ese nombre porque, al realizar todos los trabajos de la casa, solía quedar cubierta de cenizas. Sus hermanastras la llamaban así en burla, menospreciando su esfuerzo y apariencia.
La moraleja de Cenicienta es que las buenas acciones y la perseverancia pueden llevarnos a resultados positivos. La bondad y la paciencia pueden traer recompensas inesperadas, y a veces, los sueños se cumplen cuando menos lo esperamos.
Un mensaje oculto en Cenicienta es que las personas no deben ser juzgadas por su apariencia o situación actual. La verdadera belleza está en el interior, y aquellos con un buen corazón pueden superar cualquier desafío y alcanzar sus sueños.
Cenicienta es una joven maltratada por su madrastra y hermanastras, hasta que su hada madrina la ayuda a asistir al baile del príncipe. Allí, pierde una zapatilla de cristal, y el príncipe la usa para buscarla por todo el reino. Al encontrarla, la convierte en su esposa, llevándola a una vida feliz y plena.
Valoraciones
Sin título
Alch está bien chido el cuento sirvió pa dormír a mi novia