Adiós, Cordera – Cuento Corto
En un pequeño pueblo al pie de una montaña vivía una niña llamada Sofía. Era una niña alegre y aventurera, con cabello castaño rizado y ojos color avellana que brillaban con curiosidad. Su mejor amiga era una oveja llamada Cordera, una criatura blanca y esponjosa con un corazón tan suave como su lana. Juntas exploraban los bosques, reían bajo las estrellas y se contaban historias fantásticas.
Un día, mientras Sofía y Cordera jugaban en el bosque, se encontraron con un viejo pozo misterioso. El pozo, rodeado de piedras antiguas y cubierto de musgo, emanaba una energía extraña que intrigaba a Sofía. A pesar de las advertencias de Cordera, Sofía se acercó al pozo y miró hacia su interior. En la oscuridad, vio un reflejo distorsionado de sí misma, como si estuviera mirando a través de un espejo mágico.
De repente, una fuerza invisible la atrajo hacia el pozo. Sofía gritó y Cordera corrió hacia ella, intentando sujetarla. Pero era demasiado tarde. Sofía cayó al pozo y Cordera, con un balido de tristeza, se quedó sola en el bosque.
Al caer, Sofía experimentó una sensación de vértigo y desorientación. Cuando abrió los ojos, se encontró en un lugar extraño y maravilloso. Un campo de flores multicolores se extendía ante ella, bajo un cielo azul intenso. A lo lejos, vio una aldea con casas de madera y techos de paja. Un grupo de niños jugaba bajo un árbol frondoso, riendo y cantando.
Sofía se acercó a la aldea y los niños la recibieron con amabilidad. Le hablaron de un lugar mágico llamado Arcadia, un mundo paralelo al suyo donde el tiempo fluía de forma diferente. En Arcadia, un día podía durar un año en el mundo de Sofía.
Sofía se entristeció al saber que no podía regresar a su hogar de inmediato. Sin embargo, la amabilidad de los niños y la belleza de Arcadia la consolaron. Aprendió a vivir en armonía con la naturaleza, a cuidar de los animales y a disfrutar de las cosas simples.
Un día, mientras Sofía exploraba un bosque encantado, encontró una pequeña cabaña. En la cabaña vivía una anciana sabia llamada Esme, quien le dijo:
Esme: He visto tu corazón puro, Sofía. Te ayudaré a regresar a tu hogar, pero debes superar una prueba.
Esme le entregó a Sofía un pequeño amuleto verde y le dijo:
Esme: Este amuleto te guiará a través del tiempo. Sigue su luz y llegarás a tu hogar.
Sofía se despidió de sus nuevos amigos en Arcadia y emprendió su viaje de regreso. El amuleto la guió a través de praderas floridas, ríos cristalinos y montañas majestuosas. En cada lugar, Sofía aprendía valiosas lecciones sobre la amistad, la valentía y la importancia de seguir su corazón.
Finalmente, después de un largo viaje, Sofía llegó al pozo del bosque. La luz del amuleto se intensificó y Sofía se sintió transportada de nuevo a su mundo. Al abrir los ojos, vio a Cordera esperándola, con sus ojos llenos de lágrimas de alegría.
Sofía corrió hacia Cordera y la abrazó con fuerza. Le contó todas sus aventuras en Arcadia y le mostró el amuleto mágico. Cordera, emocionada por la historia de Sofía, prometió nunca más dejarla sola.
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