El árbol de Navidad que soñaba con brillar
Cuento Inventado
En un bosque nevado vivía Estrellín, un pequeño pino que soñaba con convertirse en un árbol de Navidad. Su deseo se hizo realidad cuando una familia lo eligió para iluminar su hogar.
Descubriría que la verdadera magia de la Navidad está en los momentos compartidos y el amor.
El árbol de Navidad que soñaba con brillar
En un bosque nevado vivía un pequeño pino llamado Estrellín. Siempre había escuchado historias de los árboles que se convertían en árboles de Navidad, adornados con luces y decoraciones brillantes. «¡Qué hermoso sería iluminar la alegría de las personas!» soñaba Estrellín mientras miraba las estrellas desde su lugar en el bosque.
Un día, una familia llegó al bosque buscando el árbol perfecto para Navidad. La pequeña Ana, con ojos brillantes, señaló a Estrellín. «¡Ese, papá, ese es perfecto!» Con mucho cuidado, la familia llevó a Estrellín a casa.
Al principio, Estrellín estaba nervioso. «¿Y si no soy lo suficientemente bonito?» pensaba. Pero la familia trabajó con esmero. Ana colocó esferas de colores, su hermano Mateo envolvió luces doradas alrededor de sus ramas, y su mamá puso una estrella brillante en la punta. Cuando encendieron las luces, Estrellín sintió que su corazón brillaba de felicidad.
Los días pasaron y la familia compartió momentos especiales junto a Estrellín: cantaron villancicos, contaron historias y abrieron regalos. Pero lo que más le gustaba a Estrellín era escuchar las risas y ver la alegría en sus rostros.
En la víspera de Navidad, Estrellín notó que Ana estaba un poco triste. «¿Qué te ocurre?» le preguntó en sus pensamientos. Aunque los árboles no hablan, Estrellín deseaba entenderla. Esa noche, Ana colocó un pequeño papel entre sus ramas. Decía: «Querido árbol de Navidad, gracias por alegrarnos este año. Mi único deseo es que siempre podamos ser felices juntos.»
Estrellín comprendió que la verdadera magia de la Navidad no estaba en las luces o los adornos, sino en los momentos compartidos y el amor que unía a la familia.
Cuando las fiestas terminaron, la familia no dejó a Estrellín abandonado. Lo plantaron en el jardín de su casa, donde creció fuerte y frondoso, iluminando cada Navidad con sus luces y el calor de los recuerdos felices.
Desde entonces, Estrellín nunca dejó de brillar, porque sabía que su verdadero propósito era mantener el espíritu de la Navidad vivo en los corazones de quienes lo rodeaban.
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