El misterio del gato desaparecido
Cuento Corto

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Cuando Bigotes, el querido gato de Tomás, desapareció, comenzó una emocionante búsqueda llena de misterio y trabajo en equipo. Esta es la historia de El Misterio del Gato Desaparecido.

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Bigotes era un gato peludito, con cara seria, pelaje atigrado y algunas manchas blancas. Siempre llevaba un pequeño colgante dorado en el cuello, regalo especial de su dueño, Tomás. Juntos eran inseparables: Tomás lo cuidaba, lo mimaba y siempre lo llevaba consigo en sus aventuras por el vecindario.

Pero un día, Bigotes no volvió a casa. Tomás, preocupado, recorrió el barrio llamándolo:
—¡Bigotes! ¡Ven aquí, amigo! —gritaba, con la mochila colgando de un hombro y la capucha cubriendo su cabello castaño.

Los vecinos dijeron no haberlo visto, y Tomás sintió una gran tristeza. Sin embargo, no estaba dispuesto a rendirse.
—Si Bigotes se ha perdido, ¡lo encontraré! —prometió.

Reunió a un grupo de gatos amigos de Bigotes: Nube, una gata blanca que lo conocía bien; Rayas, un pequeño gato travieso; y Michi, el gato más astuto del vecindario. Los tres felinos comenzaron a investigar junto a Tomás.

Siguiendo pistas, Nube encontró algunas huellas pequeñas en el barro del jardín.
—¡Aquí estuvo! —murmuró Tomás emocionado.
Más adelante, Rayas descubrió un hilo dorado enganchado en una rama, parte del colgante de Bigotes. Finalmente, Michi olisqueó cerca de un viejo cobertizo abandonado.

Al abrir la puerta, Tomás encontró a Bigotes, atrapado entre algunas cajas. El gato atigrado maulló con fuerza al ver a su amigo.
—¡Bigotes, estás aquí! —exclamó Tomás, abrazándolo con cuidado.

De regreso a casa, Tomás colocó una pequeña campanita en el colgante de Bigotes para evitar que volviera a perderse. Los gatos del vecindario ronronearon de alegría, y Tomás aprendió que, con amor, paciencia y ayuda de amigos, ningún misterio es imposible de resolver.

Esta historia nos enseña que la amistad y el trabajo en equipo son la clave para superar cualquier desafío.