🎄 El Nacimiento de Jesús ❄️

En un humilde establo de Belén, María y José dieron la bienvenida al niño Jesús, el Salvador del mundo.

Rodeados de pastores, ángeles y sabios, celebraron una noche llena de amor y esperanza. Su nacimiento trajo paz a toda la humanidad.

LEER CUENTO CORTO

Hace muchos años, en una pequeña aldea llamada Nazaret, vivía una joven llamada María. Era amable y bondadosa, y estaba comprometida con un carpintero llamado José. Un día, mientras María trabajaba en su casa, un ángel apareció ante ella con un mensaje del cielo. “María, has sido elegida para ser la madre del Hijo de Dios. Su nombre será Jesús, y traerá paz y amor al mundo”, anunció el ángel con dulzura. Aunque sorprendida, María aceptó con fe y humildad.

Poco tiempo después, el emperador ordenó que todos los habitantes viajaran a sus ciudades de origen para ser censados. María y José emprendieron un largo viaje hacia Belén. La caminata fue difícil, especialmente para María, que estaba a punto de dar a luz. Cuando llegaron a Belén, buscaron un lugar donde quedarse, pero todas las posadas estaban llenas.

Finalmente, un amable posadero les ofreció su establo, un lugar sencillo donde dormían los animales. Allí, rodeada de paja y bajo la luz de las estrellas, María dio a luz a Jesús, el Salvador del mundo. José, emocionado, envolvió al bebé en mantas y lo colocó en un pesebre. Aunque era un lugar humilde, el establo se llenó de una paz celestial.

Esa misma noche, unos pastores en los campos cercanos vieron una luz brillante en el cielo. Un ángel apareció y les dijo: “No teman. Hoy ha nacido en Belén el Salvador. Vayan y vean al niño”. Los pastores dejaron sus rebaños y corrieron al establo. Al ver al bebé, se arrodillaron con reverencia y alegría, agradeciendo a Dios por tan maravilloso regalo.

Lejos de allí, unos sabios también siguieron una estrella especial hasta el establo. Llevaban regalos de oro, incienso y mirra para honrar al recién nacido rey. Todos los que llegaron al lugar sintieron que ese momento era sagrado, lleno de amor y esperanza.

Desde entonces, el nacimiento de Jesús se celebra como un recordatorio de paz, bondad y la luz que vino al mundo en aquella noche mágica.