El tiempo contigo (天気の子, Tenki no Ko)

Weathering with You (天気の子, Tenki no Ko)

En un pequeño pueblo costero de Japón, rodeado de verdes montañas y campos de flores, vivía un joven llamado Hodaka Morishima. Hodaka era un chico introvertido y solitario que soñaba con escapar de la monotonía de su vida. Leía con avidez historias de aventuras en lejanas tierras y anhelaba vivir experiencias emocionantes. Un día, mientras huía de la policía tras una pequeña travesura, se encontró con una chica llamada Hina Amano.

Hina era una chica alegre y radiante, con una sonrisa que iluminaba incluso los días más grises. A diferencia de Hodaka, ella disfrutaba de la vida en el pequeño pueblo y apreciaba la belleza de la naturaleza. Sin embargo, Hina también guardaba un secreto: tenía un don especial, podía controlar la lluvia. Con solo tocar el cielo con sus manos, podía hacer que las nubes se dispersaran y que el sol brillara radiante.

Hodaka, fascinado por la habilidad de Hina, le propuso que juntos crearan un negocio para ayudar a las personas que sufrían por la lluvia. En un país donde la lluvia era tan constante como el viento, su idea podía ser un éxito rotundo. Hina, conmovida por la iniciativa de Hodaka y la posibilidad de usar su don para el bien, aceptó la propuesta.

Juntos, Hodaka y Hina iniciaron «El chico del sol», un peculiar servicio que prometía cielos despejados a cambio de una pequeña tarifa. Utilizando la aplicación móvil de Hodaka, la gente podía solicitar sus servicios para eventos especiales, bodas, festivales o simplemente para disfrutar de un día soleado en medio de la lluvia interminable.

El éxito no se hizo esperar. Rápidamente, «El chico del sol» se convirtió en la sensación del pueblo. La alegría que Hina y Hodaka regalaban a las personas era contagiosa y su negocio prosperaba con cada nuevo cliente. A medida que ayudaban a más personas, Hodaka y Hina se fueron enamorando. La timidez inicial de Hodaka se disipó bajo la luz radiante de Hina, y ella encontró en él un amigo y un confidente que comprendía su peculiar don.

Sin embargo, la felicidad no duraría para siempre. El poder de Hina tenía un precio: cada vez que lo usaba, su salud se deterioraba. La energía que ella utilizaba para controlar la lluvia provenía de su propia fuerza vital, y cada vez que la invocaba, se debilitaba un poco más. Hodaka, preocupado por la salud de Hina, le pidió que dejara de usar su poder.

Hina se resistía a dejar de usar su don, ya que sentía que era su deber ayudar a las personas. Ella no podía soportar la idea de que la gente sufriera por la lluvia, y estaba dispuesta a sacrificar su propia salud para brindarles un poco de alegría. Esto generó una fuerte discusión entre Hodaka y Hina, quienes se vieron obligados a tomar una decisión difícil: continuar con «El chico del sol» y arriesgar la salud de Hina, o renunciar a su negocio y protegerla.

Finalmente, después de una profunda reflexión, Hodaka y Hina decidieron separarse. Hodaka, con el corazón roto, emprendió un viaje para encontrar una manera de salvar a Hina sin que ella tuviera que sacrificarse. En su viaje, conoció a varias personas que le ayudaron a comprender el verdadero significado del amor, la responsabilidad y el sacrificio.

Hodaka viajó por todo el país, buscando respuestas y soluciones. Se encontró con un anciano sabio que le habló sobre el equilibrio del mundo y la importancia de la lluvia. Conoció a una científica que investigaba el poder de la mente sobre el clima. Y finalmente, se reunió con un grupo de jóvenes que luchaban por proteger el medio ambiente.

En cada encuentro, Hodaka aprendía algo nuevo y se acercaba a la respuesta que buscaba. Comprendió que el poder de Hina no era una simple casualidad, sino que estaba conectado con algo mucho más grande: el equilibrio natural del mundo. La lluvia era tan necesaria como el sol, y el poder de Hina debía ser utilizado con responsabilidad.

Tras meses de búsqueda, Hodaka finalmente encontró la manera de salvar a Hina. Con la ayuda de sus amigos, logró restaurar el equilibrio del mundo y Hina recuperó su salud. La lluvia volvió a caer de forma natural, pero ahora también lo hacía el sol, gracias al sacrificio y la determinación de Hodaka.

Hodaka y Hina se reencontraron con una alegría indescriptible. Habían aprendido que el amor verdadero es capaz de superar cualquier obstáculo, incluso el poder de la lluvia. Juntos, decidieron continuar con «El chico del sol», pero esta vez con la responsabilidad de usar el poder de Hina solo en situaciones excepcionales, cuando la lluvia perjudicara seriamente a las personas o la naturaleza. Se dedicaron a ayudar a la comunidad, plantando árboles, limpiando ríos y utilizando sus conocimientos para concienciar sobre el cuidado del medio ambiente.

Hodaka y Hina se convirtieron en una leyenda local, un símbolo de esperanza y equilibrio. La gente ya no solo los conocía como «El chico del sol», sino como los guardianes de la lluvia y el sol, un recordatorio de que la felicidad se encuentra en el balance y la armonía entre todos los elementos de la naturaleza.

Y así, en el pequeño pueblo costero, bajo un cielo que alternaba la lluvia y el sol en perfecta sincronía, la historia de Hodaka, el chico que soñaba con aventuras, y Hina, la chica que controlaba la lluvia, se convirtió en un cuento que se transmitía de generación en generación, un recordatorio de que el amor, la responsabilidad y la conexión con la naturaleza son los elementos más importantes para un mundo feliz.