El unicornio y la niña
Cuento Corto

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En un bosque mágico, una niña llamada Lila vivió una experiencia inolvidable al encontrarse con un unicornio atrapado. Esta es la historia de El Unicornio y la Niña, un cuento sobre bondad y magia.

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En un pequeño pueblo rodeado de montañas y bosques encantados, vivía una niña llamada Lila, que amaba explorar la naturaleza. Todos los días corría al bosque con su mochila y un cuaderno, donde dibujaba las plantas, los animales y cualquier cosa que le pareciera mágica. Sin embargo, había un sueño que nunca había logrado cumplir: encontrar un unicornio.

—Dicen que los unicornios aparecen solo para quienes tienen un corazón puro —le contaba su abuela.
Lila se prometió a sí misma que, si alguna vez veía uno, no le tendría miedo.

Un día, mientras caminaba cerca de un lago cristalino, vio algo que la dejó sin aliento: un brillo plateado entre los árboles. Sigilosamente, se acercó y encontró un unicornio blanco con un cuerno dorado que parecía salido de un cuento de hadas. Estaba atrapado entre unas ramas, y aunque intentaba liberarse, sus patas se enredaban más.

—¡Es un unicornio de verdad! —susurró Lila emocionada, pero rápidamente se dio cuenta de que necesitaba su ayuda.

Con cuidado, se acercó.
—No te preocupes, no voy a lastimarte —dijo suavemente. El unicornio la miró con ojos profundos, como si entendiera sus palabras.
Lila usó un cuchillo pequeño que llevaba para cortar las ramas.
—Listo, ya eres libre.

El unicornio no huyó. En cambio, inclinó su cabeza como agradecimiento y tocó la mano de Lila con su cuerno. En ese instante, Lila sintió una cálida energía que recorrió su cuerpo.
—¿Me estás dando las gracias? —preguntó sorprendida.

De repente, el unicornio comenzó a brillar aún más intensamente.
—Soy Arion, guardián del bosque mágico. Eres especial, Lila, y hoy te daré un regalo. Siempre que necesites ayuda, solo piensa en mí, y vendré a tu lado.

Antes de que pudiera responder, Arion corrió hacia el bosque, dejando un rastro de polvo plateado. Aunque nunca volvió a verlo, Lila sabía que había hecho un amigo especial y que, gracias a su bondad, había vivido la aventura de sus sueños.

Desde entonces, Lila siguió explorando, recordando que la magia está siempre al alcance de los corazones valientes y amables.