El zorro y el cuervo
Fábula de Esopo
En esta fábula de Esopo, un zorro astuto utiliza los halagos para engañar a un cuervo y obtener lo que desea. El Zorro y el Cuervo nos enseña a no dejarnos llevar por la adulación y a ser cautos frente a los elogios interesados.
El zorro y el cuervo
Un día, un cuervo encontró un gran pedazo de queso y, emocionado por su hallazgo, voló hasta la rama de un árbol para disfrutarlo sin interrupciones. Mientras se acomodaba, un zorro astuto que pasaba por allí notó el queso en el pico del cuervo.
El zorro, que era muy astuto y deseaba el queso para sí, ideó un plan. Miró al cuervo con admiración fingida y dijo:
—¡Oh, cuervo! ¡Qué hermosa ave eres! Tus plumas negras brillan como el terciopelo bajo el sol. Si tu canto es tan maravilloso como tu apariencia, serás sin duda el rey de todas las aves.
El cuervo, halagado por las palabras del zorro, sintió un gran orgullo. Pensando en impresionar aún más al zorro, abrió el pico para cantar, olvidando por completo que sostenía el queso.
En cuanto el queso cayó al suelo, el zorro lo atrapó rápidamente y se lo llevó, dejando al cuervo con una amarga lección.
Antes de marcharse, el zorro dijo:
—Querido cuervo, recuerda esta lección: no te dejes llevar por los halagos de quienes solo buscan aprovecharse de ti.
El cuervo, avergonzado y decepcionado consigo mismo, juró no volver a caer en el engaño de la adulación.
Moraleja:
Desconfía de los halagos interesados, pues suelen esconder intenciones egoístas. Esta fábula nos recuerda que no debemos dejarnos llevar por las palabras dulces cuando quienes las pronuncian buscan un beneficio propio.
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