Kaguya-hime: La Princesa de la Luna | かぐや姫 Cuento Clásico Japones

"Kaguya-hime" (かぐや姫, Kaguya-hime) Cuento Clásico Japones

En un pequeño pueblo rodeado de verdes colinas vivía un anciano cortador de bambú llamado Sanuki no Miyatoko. Un día, mientras cortaba bambú como de costumbre, encontró un tallo brillante que emanaba un suave resplandor. Al abrirlo, descubrió a una pequeña bebé del tamaño de su pulgar, con ojos brillantes como estrellas y piel tan blanca como la luna.

Conmovido por la criatura, Sanuki y su esposa, la anciana Ona, la adoptaron como si fuera su propia hija. La llamaron Kaguya-hime, que significa «Princesa de la Luz Brillante», y la criaron con amor y cariño.

Kaguya-hime creció a un ritmo acelerado, convirtiéndose en una hermosa joven de una belleza sin igual. Su fama se extendió por todo el país, atrayendo a príncipes y nobles que deseaban cortejarla. Sin embargo, Kaguya-hime no mostraba interés en el matrimonio y prefería la compañía de la naturaleza y las estrellas.

Un día, bajo la luz plateada de la luna llena, Kaguya-hime se entristeció profundamente. Confesó a sus padres adoptivos que no era de este mundo, sino que provenía de la Luna. Su estancia en la Tierra era temporal, y pronto tendría que regresar a su hogar celestial.

Los ancianos, afligidos por la noticia, buscaron la ayuda de un sabio ermitaño. El ermitaño les dijo que no podían evitar el destino de Kaguya-hime, pero que podían prepararse para su partida. Le dieron a la princesa un elixir mágico que le otorgaría la inmortalidad y la protegería de las garras del tiempo.

Kaguya-hime, con el elixir en su poder, disfrutó de sus últimos días en la Tierra. Compartió su sabiduría y bondad con el pueblo, enseñándoles artes y tradiciones de su lejano hogar. A su vez, ella aprendió sobre la cultura humana y el significado del amor y la compasión.

Finalmente, llegó el día de la partida. Una nave celestial descendió del cielo, iluminando el valle con una luz celestial. Kaguya-hime, con lágrimas en los ojos, se despidió de sus padres adoptivos y de las personas que había amado. Subió a la nave espacial, que se elevó hacia el cielo nocturno, dejando un rastro de estrellas fugaces.

La leyenda de Kaguya-hime se transmitió de generación en generación, inspirando a poetas, artistas y músicos. Su historia es un símbolo de la belleza fugaz de la vida, la importancia del amor y la conexión con la naturaleza. Y aunque Kaguya-hime regresó a la Luna, su legado de bondad y sabiduría permanece vivo en el corazón del pueblo.