La muñeca maldita
Cuento Corto

La muñeca maldita
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En un tranquilo pueblo, había una muñeca de aspecto antiguo que todos evitaban. Con su cabello castaño, ojos verdes y vestido verde y blanco, parecía inocente, pero aquellos que la miraban demasiado tiempo sentían un extraño escalofrío. Esta es la historia de La Muñeca Maldita.

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La muñeca maldita

En la tienda de antigüedades de la señora Aurelia, había una muñeca que nadie se atrevía a comprar. Era hermosa, con cabello castaño ondulado, un flequillo perfectamente cortado, ojos verdes que parecían seguirte y un vestido de encaje verde y blanco. Las leyendas del pueblo decían que la muñeca estaba maldita, pero nadie sabía por qué.

Una tarde, Lucía, una niña curiosa de 10 años, entró a la tienda con su madre. Mientras su madre buscaba un viejo reloj, Lucía se detuvo frente a la muñeca.
—Es preciosa —dijo, mientras su mano se acercaba al vidrio de la vitrina.
La señora Aurelia la miró con preocupación.
—No te acerques demasiado, niña. Esa muñeca no es como las demás.

Sin escuchar la advertencia, la madre de Lucía, creyendo que no había nada de malo en la muñeca, la compró para su hija. Lucía la llevó a casa feliz y la colocó en su habitación, sobre una estantería junto a sus otros juguetes.

Esa noche, mientras Lucía dormía, un ruido suave la despertó. Parecía el sonido de pasos ligeros. Encendió su lámpara y vio que la muñeca no estaba en su estantería. La encontró sentada en el suelo, con su cabeza girada hacia la puerta.
—Seguramente se cayó —murmuró Lucía, aunque algo en su interior le decía que no era así.

Cada noche, la muñeca aparecía en un lugar diferente: en la mesa, junto a la ventana o incluso al pie de su cama. Lucía comenzó a sentir que no estaba sola. Su madre no le creía, pensando que eran imaginaciones de niña, hasta que una mañana encontraron el espejo del cuarto roto y escrito en el vidrio, con una letra pequeña:
«No me ignores.»

Aterrorizadas, decidieron devolver la muñeca a la tienda, pero cuando llegaron, la señora Aurelia negó haberla vendido.
—Esa muñeca nunca se va. Siempre encuentra el camino de regreso.

Desde entonces, nadie volvió a saber qué ocurrió con Lucía ni con la muñeca. Solo se sabe que, en las noches, algunos dicen haber visto una pequeña figura de ojos verdes, observando desde las sombras.

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