Pollyanna – Cuento Infantil sobre Valores

Pollyanna - Cuento Infantil sobre Valores

En un pequeño pueblo de Estados Unidos, vivía una niña llamada Pollyanna Whittier. Era una niña alegre y optimista, con una sonrisa tan radiante que podía iluminar incluso el día más gris. Pollyanna había aprendido de su padre un juego muy especial: el juego de la alegría. Este juego consistía en encontrar el lado bueno de cualquier situación, por difícil que pareciera.

Un día, la vida de Pollyanna dio un giro inesperado. Su padre, su único familiar, falleció en un accidente. Devastada por la tristeza, Pollyanna fue enviada a vivir con su tía Polly, una mujer estricta y amargada que vivía en una gran casa en la colina. La tía Polly no era nada parecida a su padre. Era fría y distante, y no parecía comprender la alegría que emanaba de Pollyanna.

Al principio, Pollyanna se sintió muy triste y sola en la casa de su tía. Extrañaba a su padre y a su antigua vida. Sin embargo, pronto recordó el juego de la alegría y decidió que no dejaría que la tristeza la venciera.

Comenzó a buscar el lado bueno de cada situación, por pequeña que fuera. Encontró alegría en las flores que crecían en el jardín, en el canto de los pájaros y en la compañía de Nancy, la criada, una mujer bondadosa que se convirtió en su amiga.

Poco a poco, la alegría de Pollyanna comenzó a contagiar a las personas que la rodeaban. La tía Polly, al principio reacia, comenzó a sonreír más a menudo. Incluso el señor Pendleton, un hombre solitario y amargado que vivía en una mansión cercana, se vio afectado por la actitud positiva de Pollyanna.

Un día, Pollyanna organizó una fiesta para todos los niños del pueblo. La fiesta fue un éxito rotundo. Los niños se divirtieron jugando y cantando, y los adultos disfrutaron de la alegría contagiosa de Pollyanna.

El juego de la alegría de Pollyanna transformó el pueblo. La gente comenzó a ser más amable y tolerante. Se ayudaban mutuamente y se preocupaban por el bienestar de los demás.

Pollyanna demostró que el optimismo y la alegría son contagiosos. Su capacidad para encontrar el lado bueno de cualquier situación inspiró a las personas que la rodeaban a ser mejores y a vivir con más esperanza.

Moraleja:

El optimismo y la alegría son como rayos de sol que pueden iluminar la vida de las personas que nos rodean. Cuando elegimos ser positivos y encontrar el lado bueno de cada situación, podemos hacer del mundo un lugar mejor.