Urashima Taro 浦島太郎
En un pequeño pueblo costero vivía un joven pescador llamado Urashima Taro, conocido por su bondad y valentía. Un día, mientras pescaba en alta mar, vio a un grupo de niños que maltrataban a una tortuga marina. Urashima, sin dudarlo, intervino y la rescató de sus crueles manos.
Al día siguiente, mientras Urashima se encontraba en su bote, la tortuga emergió del mar. Para su sorpresa, se había transformado en una hermosa mujer con un largo cabello verde y ojos color del océano. Ella le dijo que era la Princesa Otohime, hija del Rey Dragón del Mar, y que había venido a agradecerle por salvar su vida.
La Invitación al Palacio del Dragón:
La Princesa Otohime le ofreció a Urashima un viaje al Palacio del Dragón bajo el mar. Urashima, fascinado por la propuesta, aceptó sin dudarlo. La princesa lo guió a través de las olas, sumergiéndolo en un mundo mágico de corales multicolores, peces luminosos y criaturas fantásticas.
Al llegar al Palacio del Dragón, Urashima quedó maravillado por su magnificencia. Las paredes estaban hechas de perlas, los techos brillaban con oro y los jardines rebosaban de flores exóticas. El Rey Dragón lo recibió con amabilidad y le ofreció un banquete con manjares deliciosos y sake celestial.
Un Amor Prohibido:
Urashima se enamoró profundamente de la Princesa Otohime. Ella le enseñó los secretos del mar, le mostró la belleza de los arrecifes de coral y le permitió conocer a los increíbles habitantes del océano. Urashima y la Princesa Otohime se casaron y vivieron felices durante muchos años en el Palacio del Dragón.
El Regreso a la Tierra:
A pesar de su felicidad en el Palacio del Dragón, Urashima comenzó a extrañar su hogar y a su familia en la Tierra. Un día, le pidió a la Princesa Otohime regresar a su aldea natal. Ella, con el corazón roto, le concedió su deseo, pero le advirtió que no abriera una pequeña caja dorada que le estaba regalando.
El Olvido y la Añoranza:
Al regresar a su aldea, Urashima se encontró con un mundo desconocido. Sus amigos y familiares habían envejecido y algunos incluso habían fallecido. La aldea que él recordaba ya no existía. Desesperado, Urashima, sin recordar la advertencia de la Princesa Otohime, abrió la caja dorada.
De repente, una niebla espesa lo envolvió y una ráfaga de viento lo levantó del suelo. Al disiparse la niebla, Urashima se encontró de nuevo en la playa, pero ahora era un anciano con el pelo blanco y la piel arrugada. Se había dado cuenta de que el tiempo en el Palacio del Dragón había pasado de forma diferente a como lo había hecho en la Tierra.
El Legado de Urashima Taro:
Urashima Taro, consumido por la tristeza y la añoranza, vagó por la playa hasta que encontró una pequeña tumba con el nombre de la Princesa Otohime. Se dio cuenta de que el tiempo que había pasado en el Palacio del Dragón había sido un sueño, un regalo que nunca debió haber abandonado.
La historia de Urashima Taro se transmitió de generación en generación como una advertencia sobre los peligros de la nostalgia y la importancia de valorar el presente. Se convirtió en un símbolo del amor perdido y la búsqueda de la felicidad.