Yo soy feliz (Versión Corta)
En un pequeño pueblo rodeado de verdes montañas vivía una niña llamada Elena. Elena era una niña especial, con una sonrisa que iluminaba hasta el día más gris. A diferencia de otros niños, Elena no necesitaba grandes cosas para ser feliz. Le bastaba con observar el vuelo de las mariposas, sentir la suave brisa en su rostro o escuchar el canto de los pájaros en la mañana.
Un día, mientras Elena caminaba por el bosque, encontró una pequeña caja dorada escondida entre las raíces de un árbol. Llena de curiosidad, la abrió y descubrió un objeto mágico: un collar con un dije en forma de corazón. Al colocárselo, Elena sintió una energía cálida y vibrante recorrer su cuerpo. De repente, el mundo a su alrededor se transformó.
Los árboles del bosque brillaban con una luz dorada, las flores se abrían con alegría y los animales del bosque se acercaban a ella con confianza. Elena podía entender su lenguaje y ellos podían comprenderla. ¡Era como si hubiera entrado en un mundo de magia!
Elena recorrió el bosque con sus nuevos amigos, jugando y divirtiéndose. Aprendió sobre las propiedades curativas de las plantas, los secretos de las estrellas y la importancia de cuidar la naturaleza. Cada día era una nueva aventura llena de descubrimientos y alegría.
Un día, mientras Elena se encontraba junto a un lago cristalino, vio a una niña triste sentada en la orilla. Se acercó a ella y le preguntó por qué estaba tan afligida. La niña le contó que había perdido su juguete favorito, un osito de peluche que era su mejor amigo. Elena, con la ayuda de sus amigos del bosque, se puso a buscar el osito por todo el bosque.
Luego de una larga búsqueda, finalmente encontraron al osito atrapado en la rama de un árbol. Elena lo rescató y se lo devolvió a la niña, quien se llenó de felicidad y le dio un fuerte abrazo. Elena comprendió que la verdadera felicidad se encuentra en compartir con los demás y en ayudar a los que lo necesitan.
Elena continuó viviendo mágicas aventuras en el bosque, aprendiendo valiosas lecciones sobre la vida, la amistad y la importancia de ser feliz con lo que uno tiene. El collar mágico le había dado la capacidad de ver la belleza en las cosas más simples y de encontrar la felicidad en los pequeños detalles.
Elena nunca olvidó las lecciones aprendidas en el bosque mágico. A pesar de los desafíos que enfrentó en su vida, siempre mantuvo una sonrisa en su rostro y un corazón lleno de alegría. Y así, Elena se convirtió en un ejemplo para todos, demostrando que la verdadera felicidad está dentro de nosotros mismos y que solo necesitamos abrir nuestro corazón para encontrarla.