Cuento del Principito Largo para Niños

La princesa y el sapo imagen para imprimir

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El Principito, obra maestra del escritor francés Antoine de Saint-Exupéry, es un cuento poético que ha cautivado a lectores de todas las edades desde su publicación en 1943.

El Principito – Cuento Corto

Capítulo I

Cuando era niño, soñaba con ser artista. Hice un dibujo de una boa que se había comido un elefante, pero los adultos solo veían un sombrero.

el principito boa
el principito boa sombrero

A pesar de mi entusiasmo, nadie entendía mi dibujo, y finalmente, decepcionado, abandoné mi sueño de ser pintor y me dediqué a la aviación. Así comenzó mi desconexión con el mundo de los adultos, que parecían no comprender lo esencial.

Capítulo II

Años después, mientras volaba sobre el Sahara, mi avión sufrió una avería. En medio de ese desierto, mientras intentaba repararlo, un niño curioso y de aspecto delicado apareció de la nada. Sin más introducción, me pidió que le dibujara un cordero.

A pesar de mis intentos fallidos, finalmente se sintió satisfecho con una caja en la que le dije que el cordero estaba dentro. Aquel niño resultó ser alguien muy especial.

Capítulo III

Poco a poco, el niño comenzó a contarme su historia. Me dijo que venía de un planeta muy pequeño y me hacía preguntas sobre mi vida, sobre mi avión y sobre los adultos.

La curiosidad del Principito, como lo llamé, era profunda, y su forma de ver el mundo me cautivó de inmediato, abriendo mi mente a una perspectiva completamente diferente.

el principito capitulo 3

Capítulo IV

Con sus comentarios, deduje que su planeta era el asteroide B-612, un lugar descubierto por un astrónomo turco, pero ignorado por su vestimenta exótica.

Le conté cómo los adultos siempre se centran en cifras y datos, sin entender lo realmente importante, mientras yo comenzaba a valorar la visión pura e inocente del Principito.

principito sentado en el asteroide B-612

Capítulo V

Me habló de los baobabs, unos árboles enormes que pueden destruir su pequeño planeta si no se arrancan a tiempo. Para él, los baobabs representaban problemas que, si no se resuelven a tiempo, pueden convertirse en algo incontrolable.

Principito en su planeta mientras intenta arrancar un baobab joven antes de que crezca demasiado

Esta metáfora me hizo reflexionar sobre la importancia de atender los detalles antes de que se vuelvan problemas mayores.

Capítulo VI

El Principito me contó sobre la belleza de las puestas de sol en su planeta, donde podía ver varias en un solo día con solo mover su silla. Le fascinaban y las usaba para consolarse cuando estaba triste. Su aprecio por lo sencillo me hizo comprender que a veces los adultos olvidamos disfrutar de esos pequeños momentos.

Principito en su pequeño planeta contemplando múltiples puestas de sol.

Capítulo VII

Mientras intentaba reparar el motor, el Principito me preguntó sobre las espinas de las flores, y eso lo llevó a recordar una flor muy especial que había dejado en su planeta. Estaba preocupado por ella, y con esa conversación comprendí la fragilidad y el amor que sentía por su flor, algo que me conmovió profundamente.

Principito sosteniendo una flor con espinas mientras habla con el adulto en el desierto

Capítulo VIII

Su flor era hermosa, pero también vanidosa y exigente. Pese a sus caprichos, el Principito la cuidaba con ternura. Sin embargo, su vanidad lo hirió, y decidió dejarla. Al escuchar su relato, entendí el dolor que le causó, y cómo a veces es difícil amar a alguien que no nos muestra su afecto de manera clara.

Principito cuidando con ternura a su rosa única, protegida por una campana de cristal en su planeta

Capítulo IX

Antes de partir, el Principito se aseguró de que su planeta quedara en orden: limpió sus volcanes y arrancó los brotes de baobabs. Se despidió de su flor, y ella, al final, le mostró cariño al pedirle que fuera feliz. Aquella despedida fue emotiva y reveladora, pues la flor, a pesar de su orgullo, tenía un sincero afecto por él.

el Principito se despide de su rosa en su pequeño planeta, antes de partir

Capítulo X

En su viaje, el Principito llegó a un planeta habitado por un rey solitario. Este rey solo se dedicaba a dar órdenes, aunque no tenía a quién gobernar. Me contó cómo el rey intentó convertirlo en su súbdito, dándole mandatos absurdos, y el Principito entendió la futilidad del poder sin un propósito genuino.

Principito en el planeta del rey, observando al monarca con curiosidad y un poco de desconcierto

Capítulo XI

En otro planeta, conoció a un vanidoso que solo quería ser admirado y no encontraba satisfacción en nada más. El Principito me contó cómo esto le pareció superficial, pues admirar sin motivo no tenía sentido para él. Aquel encuentro lo hizo reflexionar sobre la importancia de buscar algo más profundo que la simple apariencia.

Principito en el planeta del hombre vanidoso, observando cómo el vanidoso se admira a sí mismo en un espejo

Capítulo XII

En el siguiente planeta, se encontró con un bebedor atrapado en un ciclo de tristeza, pues bebía para olvidar la vergüenza de beber. Esta escena le dejó una profunda tristeza, al ver cómo algunos adultos se pierden en hábitos sin sentido que los alejan de sí mismos y de su bienestar.

Principito en el planeta del bebedor, observando con curiosidad y preocupación al hombre avergonzado que sostiene una botella

Capítulo XIII

Después, visitó a un hombre de negocios obsesionado con contar y poseer estrellas, aunque no sabía para qué le servían. Esto desconcertó al Principito, quien veía cómo el hombre perdía de vista la belleza y el verdadero valor de las estrellas al tratarlas como objetos de propiedad.

Principito en el planeta del hombre de negocios, quien cuenta estrellas con concentración, mientras el Principito lo observa con curiosidad y un toque de confusión

Capítulo XIV

Luego conoció a un farolero que encendía y apagaba un farol cada minuto debido a la rotación de su planeta. A pesar de lo absurdo de su tarea, el Principito admiró su dedicación. Me dijo que, a diferencia de los otros adultos, el farolero era alguien digno de respeto, aunque atrapado en un ritmo agotador y sin propósito claro.

Principito en el planeta del farolero, quien enciende y apaga diligentemente una lámpara mientras el Principito lo observa con curiosidad y admiración

Capítulo XV

En el siguiente planeta, conoció a un geógrafo que registraba información sobre montañas y océanos, aunque nunca exploraba. Este geógrafo le explicó que no registraba las flores porque eran efímeras, algo que entristeció al Principito, haciéndolo pensar en la fugacidad de su propia flor y en la importancia de proteger aquello que amamos.

Principito en el planeta del geógrafo, quien estudia mapas y documentos mientras el Principito lo observa con curiosidad.

Capítulo XVI

Al llegar a la Tierra, el Principito se sorprendió por su tamaño y la gran cantidad de personas. Sin embargo, observó que muchos adultos llevaban vidas sin sentido, atrapados en rutinas vacías. Esta revelación lo llevó a entender cuán desconectadas pueden estar las personas en medio de la multitud.

el Principito llega a la Tierra y contempla con asombro el vasto paisaje del desierto

Capítulo XVII

En el desierto, el Principito se encontró con una serpiente, quien le ofreció ayuda para regresar a su planeta si alguna vez lo deseaba. La serpiente le habló de la soledad que se experimenta incluso entre los humanos, y le hizo reflexionar sobre la incomunicación que puede existir entre las personas.

Principito en su encuentro con la serpiente en el desierto, capturando el misterio y simplicidad de la escena

Capítulo XVIII

Mientras recorría el vasto desierto, el Principito encontró una pequeña flor de tres pétalos, aparentemente insignificante y solitaria. Al verla, decidió preguntarle por los hombres. La flor, que había visto una caravana muchos años atrás, le respondió que los humanos eran muy pocos y que nunca se sabía dónde encontrarlos, pues el viento los llevaba de un lado a otro.

el encuentro del Principito con una pequeña flor solitaria en el desierto

Esta conversación dejó al Principito pensando en la fragilidad de los encuentros y en la falta de raíces que mantenía a la mayoría de los adultos desconectados entre sí.

Capítulo XIX

Al escalar una alta montaña en su viaje, el Principito esperaba ver a lo lejos a las personas y poder hablar con ellas. Sin embargo, cuando gritó, solo escuchó el eco de su propia voz. Cada vez que hablaba, el eco le devolvía las mismas palabras.

El Principito se sintió aún más solo y llegó a la conclusión de que en la Tierra las personas realmente no se escuchaban, sino que solo repetían lo que ya sabían

Principito en lo alto de una montaña, gritando al vasto paisaje solo para escuchar su propio eco en respuesta

Esta experiencia le recordó lo diferentes que eran los adultos y cómo a menudo carecían de auténtica comunicación.

Capítulo XX

Al llegar a un jardín lleno de rosas, el Principito quedó sorprendido, pues todas las flores se parecían mucho a su amada flor. Hasta ese momento, había creído que su rosa era única en el universo.

Esta revelación lo entristeció profundamente, y se dio cuenta de que su flor no era tan especial como él pensaba, lo que le provocó dudas sobre su relación con ella.

Principito en un jardín lleno de rosas idénticas a su flor, mientras las observa con sorpresa y tristeza

Sin embargo, al recordar su tiempo y cuidado por ella, comenzó a entender que lo que hacía especial a su rosa no era su aspecto, sino el amor que él le había dado.

Capítulo XXI

En este jardín, el Principito conoció a un zorro que le pidió que lo «domesticara», es decir, que creara un lazo con él para que se volvieran únicos el uno para el otro. A través de esta experiencia, el Principito comprendió que “domesticar” significa crear vínculos, invertir tiempo y aceptar responsabilidades.

Principito sentado junto al zorro en un campo tranquilo, mientras escucha atentamente las enseñanzas sobre la amistad y el acto de “domesticar”

El zorro le enseñó que su flor era especial no porque fuera la única rosa, sino porque él había dedicado tiempo a cuidarla y conocerla. “Lo esencial es invisible a los ojos”, le dijo el zorro, y el Principito finalmente comprendió el verdadero valor de su relación con su flor.

Capítulo XXII

Más adelante, el Principito se encontró con un guardagujas que trabajaba cambiando las vías de los trenes, enviando a los pasajeros de un lado a otro. Observó cómo los trenes iban y venían llenos de adultos que parecían estar siempre en busca de algo sin saber realmente qué.

Principito observando al guardagujas en una bulliciosa estación de trenes, mientras dirige trenes que vienen y van, capturando la prisa de la vida adulta

El guardagujas le explicó que los adultos siempre estaban apresurados, pero que rara vez sabían a dónde querían llegar. Esta visión le mostró al Principito lo perdido que podían estar los adultos, atrapados en una rutina sin sentido y sin detenerse a disfrutar del momento.

Capítulo XXIII

Luego, el Principito conoció a un mercader que vendía píldoras especiales para ahorrar tiempo, ya que, según él, al no tener que beber agua, la gente ganaba tiempo que podía emplear en otras actividades. Intrigado, el Principito le preguntó qué haría él con el tiempo ahorrado, y el mercader no supo qué responder.

Principito hablando con el mercader, quien le explica orgulloso el propósito de sus píldoras para ahorrar tiempo

El Principito reflexionó y pensó que preferiría invertir su tiempo en buscar agua, en algo que realmente tuviera sentido y que lo llenara de vida. Esta experiencia reafirmó su creencia en que el tiempo solo tiene valor cuando se dedica a algo realmente importante.

Capítulo XXIV

Tras varios días de viaje, yo y el Principito seguimos en el desierto, y nuestra agua comenzó a agotarse. Cansados, encontramos un pozo, y mientras bebíamos, el Principito reflexionó sobre su flor, su hogar y lo importante que era cuidar de aquellos a quienes amaba.

Principito y al piloto sentados junto a un pozo en el desierto, compartiendo un momento tranquilo mientras el Principito bebe agua

En ese momento, comprendí que el amor del Principito por su flor iba más allá de las palabras, y que lo esencial, como el agua que calma la sed, también puede llenar el alma.

Capítulo XXV

Mientras descansábamos, el Principito me habló sobre la importancia de lo invisible, de aquellas cosas que no se ven pero que se sienten profundamente. Hablamos sobre su amor por la flor y sobre cómo ese sentimiento se hacía más fuerte con el tiempo.

Principito y al piloto en el desierto, contemplando las estrellas juntos en una noche tranquila y llena de reflexión

Comprendí entonces que lo esencial no siempre es visible y que el verdadero valor de algo radica en el tiempo, el esfuerzo y el cariño que le damos, sin esperar nada a cambio.

Capítulo XXVI

Finalmente, el Principito decidió que era momento de regresar a su planeta y cuidar de su flor. Aunque triste por la despedida, me dijo que siempre estaría presente en las estrellas.

Me explicó que, al mirarlas, yo recordaría su risa, y así las estrellas se convertirían en mil luces llenas de su alegría.

el emotivo momento de despedida entre el Principito y el piloto en el desierto al atardecer

Nos despedimos, y el Principito me dejó con la promesa de que su presencia siempre estaría en cada estrella que yo mirara en el cielo.

Capítulo XXVII

Ahora, al pensar en él, cada vez que veo las estrellas, recuerdo a mi amigo el Principito. Aunque ya no está físicamente aquí, su risa y sus lecciones permanecen. Entiendo que su esencia sigue viva en las estrellas, y en algún rincón del universo, él está con su flor, cuidándola con el mismo amor que aprendí a valorar.

piloto sentado solo en el desierto, mirando el cielo estrellado y recordando al Principito con una expresión
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Preguntas Frecuentes

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¿Cuáles son los capítulos más destacados del cuento de El Principito?

Entre los capítulos más populares destacan el del encuentro con el zorro, que representa la amistad, y el capítulo en que el Principito descubre el valor de la rosa.

¿Qué enseña El Principito para niños?

Este cuento enseña valores esenciales, como la importancia de la amistad, el amor, y la manera de ver el mundo con los ojos del corazón.

¿Qué mensaje transmite El Principito en su versión corta?

En su versión corta, El Principito nos recuerda que lo esencial es invisible a los ojos y que la verdadera belleza se encuentra en la simplicidad y el amor.


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