La niña del armario
Cuento Corto

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En la habitación de Marina, un viejo armario parecía guardar secretos oscuros. Nadie sabía de dónde había salido ni por qué siempre parecía más frío que el resto de la casa. Esta es la historia de La Niña del Armario, un relato lleno de misterio y valentía.

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Cuando Marina se mudó a la vieja casa con su familia, quedó encantada con su nueva habitación. Pero algo en el gran armario de madera oscura, con sus tallados desgastados y su espejo que reflejaba toda la habitación, la hacía sentir incómoda. Cada noche, le parecía escuchar crujidos y suaves golpes provenientes del interior.

—Seguro es mi imaginación —se decía, aunque el miedo la mantenía despierta.

Una noche, mientras intentaba dormir, un golpe más fuerte la despertó. Encendió su lámpara y miró hacia el armario. La puerta, que siempre cerraba con llave, estaba entreabierta. Marina se levantó con cautela, su corazón latiendo con fuerza. Cuando abrió el armario del todo, no encontró más que su ropa colgada.

Sin embargo, algo llamó su atención: en la esquina más oscura del armario había un pequeño cuaderno cubierto de polvo. Lo abrió con curiosidad. Dentro había dibujos de una niña con trenzas, siempre dibujada frente al mismo armario. En la última página, con letras temblorosas, decía:
—«Estoy atrapada. Ayúdame.»

De repente, el espejo del armario se empañó, y una figura comenzó a formarse en su superficie. Era la imagen de una niña con trenzas y un vestido antiguo. Su mirada era triste, y sus labios parecían susurrar algo. Marina, aunque aterrada, preguntó:
—¿Qué necesitas?

El reflejo señaló algo en el armario. Marina buscó hasta encontrar una muñeca rota y cubierta de polvo. Entendió que debía repararla. Al día siguiente, la limpió y arregló con cuidado. Esa noche, colocó la muñeca en el armario y esperó.

El espejo brilló suavemente, y la figura de la niña sonrió antes de desaparecer. Desde entonces, el armario volvió a ser solo un mueble, y Marina nunca más escuchó golpes en la noche.