El baile de las estrellas
Cuento Corto de amor

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Cada año, durante el festival de la luna llena, las estrellas iluminaban el cielo para que Luna y Sol pudieran bailar juntos. Pero cuando un hechicero celoso oscureció el cielo, su amor fue puesto a prueba de una manera inesperada.

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En un reino donde el cielo siempre estaba despejado, Luna y Sol esperaban con ansias el festival anual de la luna llena. Esa noche, las estrellas brillaban con más intensidad, iluminando el gran claro del bosque donde todos bailaban hasta el amanecer. Luna y Sol, cuya conexión era tan fuerte como las propias estrellas, compartían cada año un baile especial bajo el cielo estrellado.

Sin embargo, el hechicero Umbra, envidioso de su amor y de la luz que ambos irradiaban, decidió arruinar la celebración. En la víspera del festival, con un hechizo oscuro, capturó todas las estrellas del cielo y las encerró en un cofre mágico. El cielo quedó vacío, sin brillo, y la noche, cubierta de sombras.

Cuando llegó el festival, Luna y Sol miraron al cielo vacío con tristeza.
—¿Cómo bailaremos sin las estrellas? —preguntó Luna.
—No lo sé, pero no podemos dejar que esto nos detenga —respondió Sol, tomando su mano.

Determinado a traer de vuelta las estrellas, Sol recordó una leyenda: el cofre del hechicero solo podía ser abierto por aquellos que danzaran con el corazón lleno de amor verdadero. Juntos, Luna y Sol se adentraron en el bosque, guiados por los últimos destellos de luz que quedaban.

En el corazón del bosque encontraron a Umbra, protegiendo el cofre.
—No hay luz que pueda romper mi oscuridad —dijo el hechicero con una risa malévola.
Pero Luna y Sol, tomados de la mano, comenzaron a bailar. Sus movimientos eran tan sincronizados y llenos de emoción que la oscuridad alrededor comenzó a desvanecerse. Con cada giro, el cofre empezó a brillar, y una a una, las estrellas escaparon, regresando al cielo.

Cuando la última estrella iluminó la noche, Umbra desapareció en un destello de sombras. El cielo, ahora lleno de luz, volvió a brillar con más fuerza que nunca. Luna y Sol, bajo las estrellas, compartieron su baile más especial, sabiendo que su amor había vencido incluso a la oscuridad.

Desde entonces, las estrellas nunca volvieron a desaparecer, y Luna y Sol se convirtieron en símbolo de un amor que ilumina incluso las noches más oscuras.