El birrete blanco – Cuento Infantil de miedo
En un pequeño pueblo de montaña, vivía un niño llamado Tomás. Era un niño travieso y desobediente, que siempre se metía en problemas. Su madre, cansada de su comportamiento, a menudo lo amenazaba con el birrete blanco.
«Si no te portas bien, vendrá el hombre del birrete blanco y te llevará», le decía con voz grave.
Tomás se reía de la advertencia. No creía en el hombre del birrete blanco, ni en ningún otro monstruo. Para él, eran solo historias para asustar a los niños.
Un día, Tomás estaba jugando en el bosque cuando encontró un birrete blanco tirado en el suelo. Era viejo y polvoriento, con una extraña mancha roja en el centro. Tomás lo recogió con curiosidad y se lo puso en la cabeza.
De repente, el bosque se volvió oscuro y frío. Un viento helado sopló entre los árboles, y Tomás sintió una presencia invisible a su alrededor. Se quitó el birrete con miedo, pero ya era tarde.
El hombre del birrete blanco había aparecido. Era un ser alto y delgado, con una capa negra y un rostro pálido como la muerte. En sus ojos brillaba una luz roja, como la mancha del birrete.
Tomás gritó y corrió hacia su casa, perseguido por el hombre del birrete blanco. El monstruo lo perseguía por las calles del pueblo, mientras los demás habitantes se escondían en sus casas aterrorizados.
Finalmente, Tomás llegó a su casa y se encerró en su habitación. Se quitó el birrete blanco y lo tiró al suelo, jurando no volver a tocarlo nunca más.
El hombre del birrete blanco se quedó fuera de la casa, rugiendo de furia. Tomás se acurrucó en la cama, temblando de miedo, hasta que finalmente se quedó dormido.
A la mañana siguiente, el birrete blanco había desaparecido. Tomás nunca más volvió a verlo, pero nunca olvidó el terror que sintió esa noche.
Tomás se convirtió en un niño obediente y responsable. Nunca más se metió en problemas, y siempre ayudaba a su madre en las tareas del hogar.
La historia del hombre del birrete blanco se transmitió de generación en generación en el pueblo. Un recordatorio para los niños de que la desobediencia puede tener un precio aterrador.
El birrete blanco nunca fue encontrado, pero algunos dicen que todavía está ahí fuera, esperando a que un niño desobediente lo encuentre.