La Grulla y el Caracol | Fábula Japonesa Corta

La grulla y el caracol fabula japonesa corta

En un pequeño estanque rodeado de flores de loto, vivía una grulla elegante y de movimientos gráciles. Un día, mientras observaba su reflejo en el agua, vio a un caracol que se movía lentamente por la superficie del estanque.

La grulla, sintiéndose superior por su velocidad y belleza, se burló del caracol.

Grulla: «¡Qué lento eres! Apenas te mueves. Deberías aprender de mí, que vuelo por el cielo con gran rapidez.»

El caracol, sin inmutarse por las burlas, le respondió con calma:

Caracol: «La velocidad no siempre es lo más importante. A veces, la paciencia y la perseverancia pueden llevarte más lejos.»

La grulla, intrigada por la respuesta del caracol, le propuso un desafío.

Grulla: «Hagamos una carrera. El primero que llegue a la cima de la montaña gana.»

El caracol, aceptando el reto, se colocó en la línea de salida junto a la grulla. A la señal, la grulla emprendió vuelo con gran rapidez, cruzando el cielo como una flecha. El caracol, por su parte, comenzó a avanzar con paso lento pero constante.

La grulla, segura de su victoria, se detuvo a descansar a mitad de camino. Se posó en una rama de un árbol y se quedó dormida, confiando en que su velocidad le aseguraría la victoria.

Mientras tanto, el caracol, sin prisa pero sin pausa, continuó su camino. Subió la montaña poco a poco, sorteando obstáculos y enfrentando las dificultades con paciencia y determinación.

Cuando la grulla despertó, se apresuró hacia la cima de la montaña. Sin embargo, para su sorpresa, el caracol ya estaba allí, disfrutando de la vista desde lo alto.

Grulla: «¡No puede ser! ¿Cómo has llegado tan rápido?»

Caracol: «La paciencia y la perseverancia me han traído hasta aquí. Nunca subestimies el poder de avanzar con paso firme, incluso si es lento.»

La grulla, avergonzada por su arrogancia, comprendió la valiosa lección que le había dado el caracol. Desde ese día, aprendió a respetar la paciencia y la perseverancia, y nunca más volvió a burlarse de nadie por ser lento.

Moraleja: La velocidad no siempre es la clave del éxito. La paciencia, la perseverancia y la determinación te pueden llevar a alcanzar grandes metas, incluso si avanzas paso a paso.