El misterio de la casa encantada
Cuento Corto
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En el pequeño pueblo de Willow Creek, una antigua mansión abandonada ocultaba un misterio que nadie se atrevía a resolver. Pero un grupo de amigos valientes decidió enfrentarse a lo desconocido. Esta es la historia de El Misterio de la Casa Encantada, un relato de valor y descubrimientos inesperados.
El misterio de la casa encantada
En la cima de una colina en Willow Creek, se encontraba una vieja mansión cubierta de hiedra, conocida como la Casa Blackwood. Los vecinos contaban historias sobre luces que se encendían solas, risas que se escuchaban en la noche y sombras que se movían detrás de las ventanas rotas.
—Nadie se acerca a esa casa —advertían los ancianos—. Está maldita.
Pero para Emma, Leo y Sofía, tres amigos curiosos, la casa no era un lugar que daba miedo, sino un desafío. Una tarde, armados con linternas y una cámara, decidieron investigar.
—Si hay fantasmas, vamos a encontrarlos —dijo Leo, con una sonrisa nerviosa.
La puerta principal estaba entreabierta y crujió al empujarla. Dentro, el aire olía a polvo y a misterio. Mientras recorrían los pasillos oscuros, encontraron viejos muebles cubiertos con sábanas, retratos descoloridos y un gran reloj de péndulo detenido a medianoche. De repente, un ruido los hizo detenerse.
—¿Qué fue eso? —susurró Sofía.
Siguiendo el sonido, llegaron a una habitación donde el suelo estaba lleno de papeles. Emma recogió uno y lo examinó. Era un viejo diario que hablaba de la familia Blackwood, los antiguos dueños de la casa. Según el diario, habían escondido un tesoro en la mansión, pero nunca regresaron tras una tormenta que los sorprendió en el bosque.
Al continuar explorando, los amigos encontraron una trampilla oculta debajo de una alfombra. La abrieron y bajaron a un sótano lleno de cajas viejas. Al fondo, una caja fuerte descansaba cubierta de telarañas. Cuando lograron abrirla, no encontraron oro ni joyas, sino cartas, fotografías y recuerdos de la familia Blackwood.
—No hay fantasmas aquí —dijo Emma, con una mezcla de alivio y tristeza—. Solo una historia olvidada.
Los amigos decidieron llevar el diario y los recuerdos al museo local, devolviendo a la familia Blackwood su lugar en la historia del pueblo. Esa noche, mientras caminaban de regreso, las luces de la casa se apagaron para siempre.
El Misterio de la Casa Encantada nos enseña que no todos los misterios son oscuros; algunos solo esperan ser descubiertos con valentía y curiosidad.
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