El Mono y la Tortuga | Fábula Japonesa Corta

El mono travieso y la tortuga paciente fabula japonesa corta

En un bosque exuberante, habitaba un mono inquieto y juguetón llamado Chato. Le encantaba trepar por los árboles, columpiarse en las lianas y hacer piruetas en las ramas. Un día, mientras exploraba el bosque, se encontró con una tortuga llamada Lenta, que se movía con paso lento y pausado.

Chato, al verla tan tranquila, se burló de ella.

Chato: «¡Qué lenta eres, tortuga! Apenas te mueves. Deberías aprender de mí, que soy rápido como el viento y puedo llegar a cualquier lugar en un instante.»

Lenta, sin inmutarse por las burlas, le respondió con sabiduría:

Lenta: «La velocidad no siempre es lo más importante. A veces, la paciencia y la perseverancia te pueden llevar más lejos.»

Chato, sin creer en las palabras de Lenta, le propuso un desafío.

Chato: «Hagamos una carrera. El primero que llegue a la cima de la montaña gana.»

Lenta, aceptando el reto, se colocó en la línea de salida junto a Chato. A la señal, Chato salió disparado, trepando por los árboles con gran agilidad. Lenta, por su parte, comenzó a avanzar con paso lento pero constante.

Chato, confiado en su victoria, se detuvo a descansar a mitad de camino. Se recostó bajo un árbol y se quedó dormido, soñando con la satisfacción de llegar primero a la cima.

Mientras tanto, Lenta, sin prisa pero sin pausa, continuó su camino. Subió la montaña paso a paso, sorteando obstáculos y enfrentando las dificultades con paciencia y determinación.

Cuando Chato despertó, se apresuró hacia la cima de la montaña. Sin embargo, para su sorpresa, Lenta ya estaba allí, disfrutando de la vista desde lo alto.

Chato: «¡No puede ser! ¿Cómo has llegado tan rápido?»

Lenta: «La paciencia y la perseverancia me han traído hasta aquí. Nunca subestimies el poder de avanzar con paso firme, incluso si es lento.»

Chato, avergonzado por su arrogancia, comprendió la valiosa lección que le había dado Lenta. Desde ese día, aprendió a respetar la paciencia y la perseverancia, y nunca más volvió a burlarse de nadie por ser lento.

Moraleja: La velocidad no siempre es la clave del éxito. La paciencia, la perseverancia y la determinación te pueden llevar a alcanzar grandes metas, incluso si avanzas paso a paso.