La Pequeña Oruga Glotona – Cuento Corto
Eric Carle

En un tranquilo jardín, una pequeña oruga vivió una gran aventura mientras comía y crecía hasta convertirse en algo inesperado. Esta es la historia de La Pequeña Oruga Glotona, un encantador cuento sobre transformación y paciencia.
La Pequeña Oruga Glotona
Una noche, bajo la luz de la luna, un pequeño huevo descansaba sobre una hoja. Cuando amaneció, de ese huevo salió una diminuta oruga. Tenía hambre, así que comenzó a buscar algo para comer.
El lunes, encontró una manzana y la mordió una vez, pero aún tenía hambre.
El martes, comió dos peras, pero tampoco fue suficiente.
El miércoles, devoró tres ciruelas, pero seguía con hambre.
El jueves, comió cuatro fresas, pero todavía no se sentía satisfecha.
El viernes, comió cinco naranjas, pero ¡aún tenía hambre!
El sábado, la pequeña oruga se dejó llevar por su apetito y comió de todo: un pedazo de pastel, un helado, un pepinillo, un trozo de queso, un chorizo, un cupcake y una tajada de sandía. Esa noche, la oruga tenía un gran dolor de barriga.
El domingo, para recuperarse, comió una hoja verde.
—¡Ah! —exclamó—. Ahora me siento mucho mejor.
Después de tanto comer, la pequeña oruga ya no era tan pequeña. Había crecido mucho y se había vuelto una oruga gorda y fuerte. Construyó a su alrededor un capullo y se quedó dentro durante dos semanas.
Cuando el tiempo pasó, la oruga rompió el capullo y salió transformada en algo maravilloso: una mariposa de hermosos colores. Ahora podía volar libre por el jardín, llevando con ella los colores y las aventuras de su viaje.
La historia de La Pequeña Oruga Glotona nos enseña que crecer lleva tiempo, pero cada paso, grande o pequeño, nos acerca a algo hermoso.
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