Las tres cabras
Cuento Corto

0,0

---

En un pequeño pueblo rodeado de montañas, los niños evitaban el bosque cercano. Se decía que tres cabras mágicas lo habitaban, guardianas de un antiguo secreto. Esta es la historia de Las Tres Cabras y su misterioso vínculo con el bosque.

LEER CUENTO

Lola, Sergio y Elena eran tres hermanos que adoraban explorar. Una tarde, mientras jugaban cerca del bosque, escucharon un suave balido que provenía de entre los árboles.
—¿Oyeron eso? —preguntó Sergio.
—Debe ser una cabra perdida —respondió Elena, decidida a encontrarla.

Siguiendo el sonido, los niños entraron al bosque. El aire era más frío, y los árboles formaban sombras alargadas que parecían moverse con ellos. De repente, encontraron una cabra blanca que los miraba fijamente. Sus ojos brillaban con un extraño resplandor.
—¿Qué haces aquí, pequeña? —preguntó Lola, acercándose.

La cabra comenzó a caminar lentamente, guiándolos más adentro del bosque. Pronto, llegaron a un claro donde otras dos cabras, una negra y otra gris, los esperaban. Las tres cabras formaban un triángulo, rodeando un gran árbol antiguo con inscripciones extrañas en su tronco.

Cuando los niños intentaron acercarse al árbol, las cabras bloquearon su camino. En ese momento, una voz suave pero firme llenó el aire:
—Quienes no sean dignos no pueden tocar este árbol.

Los niños, aterrorizados, buscaron el origen de la voz, pero no había nadie. Las cabras los miraban fijamente, y sus balidos resonaban como ecos humanos.
—¿Qué quieren de nosotros? —preguntó Elena, temblando.

—Somos las guardianas de este lugar —respondió la voz—. Solo aquellos con un corazón puro pueden entrar.

De repente, el suelo comenzó a temblar, y las inscripciones del árbol brillaron. Las cabras desaparecieron en un destello de luz, y el bosque quedó en silencio. Los niños corrieron de vuelta al pueblo, prometiéndose no volver a entrar al bosque.

Desde entonces, las tres cabras nunca más fueron vistas, pero los habitantes del pueblo aseguran que en las noches de luna llena, sus balidos aún resuenan entre los árboles.