Vasilisa la Bella – Cuento Ruso Corto

Vasilisa la Bella - Cuento Ruso Corto

Vasilisa la Bella era una niña que vivía con su padre, su madrastra y sus dos hermanastras. Su madre, antes de morir, le había regalado una muñeca mágica que la ayudaba y la consolaba en los momentos difíciles. Su madrastra y sus hermanastras la trataban mal y le hacían hacer todas las tareas de la casa, mientras ellas se divertían y se burlaban de ella.

Un día, el padre de Vasilisa tuvo que irse de viaje por negocios y dejó a su hija al cuidado de su madrastra. Esta aprovechó para mandar a Vasilisa al bosque a buscar fuego, pues había apagado todas las velas y las brasas de la chimenea. Le dijo que fuera a la casa de Baba Yaga, una bruja terrible que vivía en una cabaña con patas de gallina y que se comía a los niños.

Vasilisa, asustada pero obediente, cogió su muñeca y se fue al bosque. Por el camino, se encontró con un jinete blanco, un jinete rojo y un jinete negro, que resultaron ser el día, el sol y la noche. La muñeca le dijo que no les temiera, pues eran los sirvientes de Baba Yaga. Finalmente, llegó a la cabaña de la bruja, que estaba rodeada de una valla hecha con huesos humanos y calaveras con ojos brillantes.

Baba Yaga apareció volando en su mortero y su mazo, y le preguntó a Vasilisa qué quería. La niña le dijo que venía a pedirle fuego, pues su madrastra se lo había ordenado. La bruja le dijo que le daría el fuego si cumplía con tres tareas: barrer el patio, ordenar la cabaña y cocinar la cena. Además, le advirtió que si no lo hacía todo antes de que volviera, se la comería.

Vasilisa se puso a trabajar con la ayuda de su muñeca, que le dijo que no se preocupara, pues ella la protegería. Mientras tanto, Baba Yaga salió a recoger hierbas y a hacer sus maldades. Cuando regresó, se sorprendió de ver que Vasilisa había cumplido con todo. Entonces, le puso tres acertijos, que la niña resolvió con facilidad. Baba Yaga se enfadó y le preguntó quién la ayudaba. Vasilisa le respondió que era la bendición de su madre.

La bruja, que odiaba todo lo bueno y lo puro, le dijo que se fuera de su vista y le dio una calavera con ojos de fuego. Vasilisa corrió hacia su casa, sin saber que la calavera era una trampa. Por el camino, se volvió a encontrar con los tres jinetes, que la saludaron y la dejaron pasar.

Cuando llegó a su casa, la calavera lanzó unas llamas que quemaron a la madrastra y a las hermanastras, que habían estado esperando para burlarse de ella. Vasilisa se quedó sola y enterró la calavera en el jardín. Al poco tiempo, su padre volvió de su viaje y se alegró de verla. Vasilisa le contó todo lo que había pasado y le pidió que se fueran de allí.

Se mudaron a la ciudad, donde Vasilisa se hizo famosa por su belleza y su bondad. Un día, el zar la vio y se enamoró de ella. Le pidió que se casara con él y ella aceptó. Así, Vasilisa la Bella se convirtió en la zarina y vivió feliz con su esposo y su padre. Y su muñeca mágica siempre la acompañó, como una fiel amiga.

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