El carpintero y el diablo – Fábulas Japonesa Corta con moraleja
En un pequeño pueblo de la región montañosa de Japón vivía un carpintero llamado Kenzo. Era un hombre humilde y trabajador, conocido por su habilidad para crear hermosas obras de arte con la madera. Un día, mientras Kenzo trabajaba en su taller, una figura oscura y misteriosa se presentó ante él. Era el diablo, conocido por su astucia y malicia.
Diablo: «Kenzo, he oído hablar de tu talento como carpintero. He venido a proponerte un trato.»
Kenzo, intrigado por la propuesta del diablo, le preguntó:
Kenzo: «¿Qué tipo de trato?»
Diablo: «Te daré la habilidad de crear cualquier cosa que desees con solo pensarlo. A cambio, me entregarás tu alma al final de tu vida.»
Kenzo, al principio, se sintió tentado por la oferta del diablo. La idea de crear obras maestras sin esfuerzo era irresistible. Sin embargo, algo en su interior le advertía que no era un buen negocio.
Kenzo: «Necesito tiempo para pensar en tu propuesta.»
El diablo, impaciente, le respondió:
Diablo: «Piensa rápido, Kenzo. El tiempo no espera.»
Kenzo, con la mente nublada por la duda, se dirigió al bosque en busca de inspiración. Se sentó bajo un árbol frondoso y meditó durante horas. De repente, una bandada de gorriones se posó en la rama frente a él. Los pájaros, con su canto alegre y su vuelo libre, le dieron la respuesta que buscaba.
Kenzo: «No necesito la magia del diablo para crear. Mi habilidad y mi esfuerzo son suficientes para lograr mis sueños.»
Al día siguiente, Kenzo regresó al taller y con renovada energía se puso a trabajar. Creó hermosas esculturas, muebles y objetos de madera que eran admirados por todos en el pueblo.
El diablo, furioso al ver que Kenzo había rechazado su oferta, intentó tentarlo una vez más. Le ofreció riqueza, fama y poder, pero Kenzo se mantuvo firme en su decisión.
Kenzo: «No hay riqueza ni poder que pueda comprar la satisfacción de crear con mis propias manos.»
El diablo, finalmente derrotado, se retiró para siempre. Kenzo, con su talento, esfuerzo y perseverancia, había logrado vencer la tentación del diablo y construir una vida plena y satisfactoria.
Moraleja: La astucia y la perseverancia son herramientas valiosas para superar las dificultades y alcanzar nuestros sueños. No debemos dejarnos llevar por las tentaciones momentáneas, sino enfocarnos en el trabajo duro y la satisfacción de lograr nuestras metas con esfuerzo propio.