La canción del colibrí (Versión Corta)

La canción del colibrí

En un pequeño jardín lleno de flores de colores vibrantes vivía un colibrí llamado Piolín. Era un colibrí travieso y juguetón, que le encantaba revolotear entre las flores y beber su néctar dulce. Un día, mientras Piolín revoloteaba por el jardín, se encontró con una hermosa mariposa llamada Esmeralda.

Esmeralda era una mariposa de alas iridiscentes que brillaban con los colores del arcoíris. Piolín nunca había visto nada tan bello y quedó cautivado al instante. Se acercó a ella con timidez y le dijo:

«Hola, Esmeralda. Me llamo Piolín. ¿Te gustaría bailar conmigo?»

Esmeralda sonrió y aceptó la invitación de Piolín. Juntos, bailaron entre las flores al ritmo de la suave brisa. Piolín cantaba una canción alegre mientras revoloteaba alrededor de Esmeralda, y ella respondía con un elegante aleteo de sus alas.

Bailaron durante horas, hasta que el sol comenzó a ponerse. Cuando llegó el momento de despedirse, Piolín le dijo a Esmeralda:

«Esmeralda, eres la criatura más hermosa que he conocido. Me gustaría volver a verte pronto».

Esmeralda sonrió y le dijo:

«Yo también me he alegrado mucho de conocerte, Piolín. Volveré a este jardín mañana por la tarde».

Piolín se despidió de Esmeralda con un piquito en la mejilla y se fue a dormir con una sonrisa en su pico. Al día siguiente, Piolín regresó al jardín con impaciencia. Esperó ansiosamente a Esmeralda y, cuando la vio llegar, su corazón se llenó de alegría.

Bailaron y cantaron juntos durante toda la tarde, y así lo hicieron todos los días después. Piolín y Esmeralda se enamoraron profundamente, y su amor era tan dulce como el néctar de las flores.

Un día, mientras Piolín y Esmeralda bailaban bajo la luz del sol, Piolín le dijo:

«Esmeralda, quiero que seas mi compañera para siempre. ¿Te casarías conmigo?»

Esmeralda se emocionó hasta las lágrimas y respondió:

«Sí, Piolín, quiero casarme contigo».

Celebraron su boda en el jardín, rodeados de todas las flores que habían sido testigos de su amor. Piolín y Esmeralda vivieron felices para siempre, bailando y cantando entre las flores, y su historia se convirtió en una leyenda en el jardín, recordándoles a todos el poder del amor verdadero.