La leyenda del sapo Kuartam – Cuento Infantil de miedo

La leyenda del sapo Kuartam - Cuento Infantil de miedo

En las profundidades de la selva amazónica, donde los ríos serpentean como lianas y los árboles se elevan hacia el cielo como gigantes verdes, habitaba una criatura legendaria: el sapo Kuartam. Se decía que era un ser pequeño y de apariencia inofensiva, con ojos grandes y brillantes y una piel verde moteada. Sin embargo, bajo su apariencia inocente se escondía un poder aterrador.

Kuartam era un protector de la naturaleza. Cuidaba de los animales, las plantas y los ríos, y castigaba a aquellos que osaban perturbar el equilibrio de la selva. Su principal arma era su mirada: si alguien lo miraba a los ojos con desprecio o malicia, Kuartam se transformaba en un jaguar feroz y vengativo.

Muchos eran los que habían oído hablar del sapo Kuartam, pero pocos lo habían visto. Algunos cazadores furtivos aseguraban haberlo encontrado en la selva, y contaban historias aterradoras sobre sus ojos penetrantes y su transformación en jaguar. Los indígenas, por su parte, lo veneraban como un dios protector y le rendían ofrendas para asegurar su benevolencia.

Un día, un grupo de niños de la aldea cercana a la selva decidió adentrarse en ella para buscar frutas exóticas. Iban guiados por Tomás, un niño aventurero y algo temerario. A pesar de las advertencias de sus abuelos sobre el sapo Kuartam, Tomás no creía en la leyenda y se burlaba de ella.

Mientras caminaban por la selva, los niños se encontraron con un pequeño sapo verde. Tomás, sin pensarlo dos veces, se acercó al animal y lo miró fijamente a los ojos, burlándose de su apariencia. En ese instante, el sapo Kuartam se transformó en un jaguar de tamaño descomunal, rugiendo con furia.

Los niños corrieron despavoridos por la selva, perseguidos por el jaguar. Tomás, aterrorizado, se arrepintió de haberse burlado del sapo Kuartam. Finalmente, tropezó y se cayó, quedando a merced del jaguar que se aproximaba rugiendo.

Justo cuando el jaguar estaba a punto de atacar, Tomás recordó una canción que su abuela le había cantado sobre el sapo Kuartam. La canción pedía perdón por las ofensas y rogaba por la protección del sapo. Tomás comenzó a cantar con todas sus fuerzas, con lágrimas en los ojos.

El jaguar se detuvo en seco, sorprendido por la canción. La furia en sus ojos se fue apagando y, en su lugar, se vio una mirada de paz. Kuartam se transformó de nuevo en sapo y se alejó por la selva, dejando a los niños a salvo.

Tomás y sus amigos regresaron a la aldea con el corazón palpitando. Habían aprendido una lección importante: la naturaleza debe ser respetada y no debe ser desafiada. La leyenda del sapo Kuartam les había enseñado que la soberbia puede tener un precio aterrador.

Desde ese día, Tomás se convirtió en un defensor de la naturaleza. Enseñaba a los demás niños la importancia de respetar la selva y sus habitantes, y les contaba la historia del sapo Kuartam como un recordatorio del poder que reside en la naturaleza.

La leyenda del sapo Kuartam sigue viva en la selva amazónica. Un símbolo de protección para la naturaleza y una advertencia para aquellos que osan desafiarla.